Una mañana camino al trabajo.
En el semáforo me toca en rojo y al lado de mi camioneta está el señor que vende jugos de naranja.
Otras veces le he comprado. Hoy no traigo dinero, pero lo saludo y le doy los buenos días con una sonrisa.
Segundos después se acerca su esposa molesta a decirme que por qué le estoy coqueteando al señor.
– Yo sólo estoy siendo amable. No estoy haciendo nada para que se enoje.
– ¿Y quién te pidió que fueras amable?
– Nadie. Soy así porque me gusta.
– Y yo quiero ser celosa y enojona. Y me gusta ser así.
– Ok… Entonces cada quien que sea como quiera. No tengo que cambiar porque a alguien le molesta.
Me voy. Estamos de acuerdo en que cada quien puede ser lo que quiera ser y en que no vamos a cambiar algo sólo porque a otra persona le parece que estamos mal, somos adultos… Al menos concordamos en eso.
Y entonces pienso: lo importante aquí son todas las consecuencias de lo que elegimos ser.
A mi me deja tranquila ser amable con la gente.
¿Eso la dejará en paz?
Lucía Victoria.
Cada uno elige lo que quiere ser 🙂 aunq no siempre estamos conscientes de las consecuencias… me gusto 😊
Gracias Bere bonitaaa! A veces sólo nos hacemos ciegos hasta que tenemos ganas de hacer algo jaja. Otras veces definitivamente no estamos listos para poder ver.